Golpe
de Timón.
I
Consejo de Ministros del nuevo ciclo de
la Revolución Bolivariana.
Palabras
del Presidente de la República, Hugo Chávez Frías.
Las fábricas construidas con fines capitalistas llevan las marcas
indelebles de su “sistema operativo”, la división social jerárquica del trabajo en conjunción
con la cual fueron construidas. Un
sistema productivo que quiere activar la participación plena de los productores
asociados, los trabajadores, requiere de
una multiplicidad de procesadores “paralelos”, coordinados de la manera adecuada,
así como de un correspondiente sistema operativo que sea radicalmente diferente a la
alternativa operada de manera central,
trátese de la economía dirigida capitalista o de sus bien conocidas variedades
poscapitalistas presentadas
engañosamente como “planificación”. ¿Cuántas horas le dedicamos al estudio
nosotros cada día, a la lectura, a la
reflexión? Es necesario que le dediquemos, yo diría que varias horas al día,
por encima de todos nuestros
compromisos, porque estamos hablando de
los elementos vitales de este proyecto. A veces creemos que todo debe
controlarse desde Caracas, no. Se trata de crear, como dice Mészáros, un
conjunto de sistemas paralelos coordinados y de ahí la regionalización, los
distritos motores.
Pero no hemos creado
ni uno todavía y tenemos la
ley, decretamos uno, pero lo decretamos y ya, y dentro de los distritos motores
las comunas. A veces podemos caer en la ilusión de que por llamar, yo soy
enemigo de que le pongamos a todo “socialista”, estadio socialista, avenida
socialista, ¡qué avenida socialista,
chico!; ya eso es sospechoso. Por allá alguien le quería poner a una avenida “socialista”,
panadería socialista, Miraflores socialista. Eso es sospechoso, porque uno puede pensar que con eso, el que lo hace
cree que ya, listo, ya cumplí, ya le
puse socialista, listo; le cambié el
nombre, ya está listo.
Eso es como el chiste del chigüire y los indios. Llegó un cura español, eso hace muchos años, en
semana santa, recorriendo por allá los campos indios de los llanos y entonces llega a un pueblo indígena y están
los indios allí, bailando y tal, ellos
tienen sus formas de festejar, sus dioses,
sus códigos, su gastronomía; entonces el cura les dice: “Ustedes no pueden
estar comiendo cochino en semana santa. El jueves santo tienen que comer
pescado o chigüire”. Porque había un cochino gordo ahí y él intuyó que lo estaban esperando y entonces [les
pregunta]: ¿entendieron? “Sí, entendimos”. “No pueden comer cochino ni carne de
ganado”; entonces, el cura antes de irse los lleva al río a bautizarlos y les pregunta:
“¿Usted cómo se llama?”. El nombre indio, Caribay. “No, no, qué Caribay, usted
se llama Juana. Nombres cristianos hay que ponerle a la gente”. Y ¿usted cómo se llama?
Otro nombre indio, Guaicaipuro. No, qué Guaicaipuro ni qué nada, usted se llama
Nicolás. Se fue y regresó el jueves santo y vio que estaban los indios bailando
y asando el cochino: “¿Cómo es posible que ustedes se van a comer ese cochino?
Yo les dije que no podían comer cochino”. Entonces, le dice el cacique: “No,
nosotros solucionamos el problema. Bueno, ese cochino lo bautizamos y le
pusimos chigüire”. Le cambiaron el nombre, lo llevaron al río y lo metieron en
el agua, “cochino, tú te llamas chigüire”, y se comieron el cochino.
Así estamos nosotros con el socialismo: “Tú te llamas socialismo,
chico”, pero sigues siendo en el fondo cochino. Yo hago estos comentarios,
producto de reflexiones, algunos estudios y comparando con la realidad.
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